La salida planificada para este mes de julio era con el propósito de fotografiar algunos girasoles y posteriormente hacer fotografías de la Vía Láctea y circumpolar junto al cortijo abandonado de la Trinidad. Así que, el viernes 22 a las 19:00 horas, los socios de ASFOALH nos pusimos en marcha en busca de los preciados y últimos girasoles de la temporada.
Coincidimos ocho amig@s en total: Manuela, José María, Juan Carlos, Fernando, Paco Bernal, Miguel y yo, Juan José. En el lugar nos encontramos con Luis que ya nos acompañó en la anterior quedada en la Laguna de Fuentepiedra y que, aportando su experiencia y conocimientos ornitológicos, fue un magnífico guía para darnos a conocer el movimiento de las grullas.
Cuando llegamos a la zona de girasoles, nos encontramos con un amable agricultor encargado de la plantación y que nos explicó todo el proceso desde la siembra hasta la recogida del preciado grano y no, no hacía frío, menos mal que a medida que avanzaba la tarde el termómetro nos daba una tregua de tal manera que cuando terminamos las nocturnas estábamos a unos más que placenteros 24 grados.
Cámara en mano y desperdigados por el campo de girasoles, nos pusimos manos a la obra y ya al caer el sol nos trasladamos al Cortijo de la Trinidad, una enorme hacienda andaluza que debió estar en pleno esplendor durante la primera mitad del pasado siglo pero que en la actualidad está casi en completa ruina.
Esperando el crepúsculo, tocaba abastecernos de energía y nuestro amigo y socio José María de su preciada y enorme furgo Wolkswagen sacó casi un comedor y entre cervecitas y bocata pasamos casi una hora y después del merecido descanso, llegó el momento de continuar con la tarea.
Primero y esperando un mayor oscurecimiento del cielo, nos colocamos al sur de la hacienda para buscar la estrella polar y comenzar con la complicada, sobre todo por el procesado posterior, de la fotografía circumpolar. Ya pasados unos 30 minutos dimos la tarea por finalizada y cambiamos nuestra posición colocándonos en el noroeste para buscar la vía láctea y que, a pesar de la enorme contaminación lumínica de la zona, se dejaba ver más que suficientemente.
Así estuvimos hasta pasada la 1 de la madrugada, momento en que decidimos que era hora de recoger y regresamos a nuestro pueblo a las 2:00, algo cansados y deseosos de caer en los brazos de Morfeo.
Para algunos socios, esta experiencia nocturna representaba un reto mayor dada su falta de experiencia en este tipo de fotografía que no es ni más fácil, ni más difícil, pero que requiere de unas técnicas específicas que con la práctica se van aprendiendo, pero lo fundamental es que los conocimientos se comparten y esa es la mejor manera de aprender.
¡¡ Hasta la próxima amigos!!
Juan José Ortiz Soler
Vicepresidente de ASFOALH




















